OPINIóN

Incumplimientos bananeros


Alfredo Saltos Guale

Hay varias maneras de conceptualizar a las transnacionales, siendo una de la más sencilla la que las describe como organizaciones que actúan en diversas actividades en más de un país, siguiendo instrucciones de la matriz. Aun cuando actúen a través de entes nacionales, no las libera de la responsabilidad corporativa, por más que aparezcan las filiales como independientes. Las multinacionales bananeras tuvieron en el siglo pasado gran influencia en países centroamericanos, al punto de manejarlos políticamente, hasta encumbrando y deponiendo jefes de Estado, según sus intereses, allí el origen de la despectiva y vergonzosa calificación de repúblicas bananeras, asignada a las naciones que cedieron su soberanía a favor de ellas, registrándose abusos contra trabajadores y productores, que les ganó impopularidad mundial. Es evidente que han mejorado el trato a los socios nacionales, a la par que han cedido espacio en el comercio mundial, pues de un 75% que controlaban en 1980, ahora lo hacen solo en el 44%.

La comunidad internacional, a través de sus organismos de integración, viene adoptando medidas para regular la conducta de las transnacionales de todo tipo, las Naciones Unidas y la Unión Europea utilizan códigos frenando prácticas desleales en contra de estados débiles y sus entusiastas empresarios. Sin embargo, aún subsisten tratamientos inadecuados en pocas empresas bananeras de esa modalidad, que las autoridades no han podido frenar, a pesar de las exageradas regulaciones que rigen la producción y comercialización de la fruta en Ecuador. Son frecuentes las quejas de retrasos en los pagos a productores, modificaciones unilaterales y retroactivas de contratos impuestos y mal elaborados, que se anulan repentina e injustificadamente; transferencia desleal del riesgo comercial, obligatoriedad de compra de insumos a determinados proveedores, pago de ficticios servicios y transportes inaplicables, subterfugios para reducir o exigir devolución parcial cuando pagan menos del precio oficial, entre otras anomalías.

Las instancias públicas están al tanto de documentos probatorios que demuestran que la subsidiaria de una compañía, de gran alcance pero de alma chiquita, ha caído en violaciones de normas nacionales e internacionales, al competir con sus propios entregadores sujetos a rígidos contratos FOB, mientras compra directamente a precios superiores, provocando descalabros económicos a sus embarcadores, liquidando el valor de la fruta a plazos superiores a los legales, causando iliquidez, desconociendo que los procesos de producción bananera, por su propia naturaleza, no pueden detenerse por falta oportuna de recursos. La causa de estas iniquidades radica en la situación de desigualdad entre la transnacional y sus indefensos socios comerciales. Hay corporaciones extranjeras que de manera similar transgreden la ley, amparadas en el “factor miedo” a las represalias que disuade a los afectados a denunciarlas.

El tratado comercial con la Unión Europea abrió enorme perspectiva de exportación de banano, pero deben entender las compañías incumplidoras que esa comunidad redobla esfuerzos para evitar acciones violatorias a sus normas de comercio justo y no dudará en enderezar y sancionar incorreciones. De su lado el Estado ecuatoriano debe actuar con firmeza, erradicando los abusos, cuenta con disposiciones legales suficientes que no deben quedar en letra muerta, impidiendo que irresponsables, rememorando sepultados escenarios de las repúblicas bananeras, se burlen impunemente del Ecuador.