SUCESOS

Caramelero quedó bañado en sangre


Dos individuos que pocos instantes antes bajaron de un bus de servicio urbano discutiendo, se trenzaron a golpes y en esta circunstancia uno de ellos sacó de entre la pretina del pantalón un arma blanca y atacó a su oponente.

Esto ocurrió cerca de las 11:00 de ayer en la calle 9 de Mayo, ambos individuos se dedican a la venta de caramelos en los buses de servicio urbano y se presume que en una disputa de espacio para la venta de sus productos, se produjo el pleito.



Dos individuos que pocos instantes antes bajaron de un bus de servicio urbano discutiendo, se trenzaron a golpes y en esta circunstancia uno de ellos sacó de entre la pretina del pantalón un arma blanca y atacó a su oponente.

Esto ocurrió cerca de las 11:00 de ayer en la calle 9 de Mayo, ambos individuos se dedican a la venta de caramelos en los buses de servicio urbano y se presume que en una disputa de espacio para la venta de sus productos, se produjo el pleito.

Como consecuencia del enfrentamiento, José Antonio Herrera Almeida, de 24 años, domiciliado en el barrio Nuevo Pilo, resultó herido en el hombro, el brazo y la pierna del lado izquierdo.

Tras la alerta sobre el hecho y los pedidos de auxilio de la víctima, el agresor huyó, no obstante, el herido persiguió a su agresor, pero algunos metros más adelante cayó debilitado por la pérdida de sangre.

El hechor en cambio, optó por huir y en el trayecto al ver la puerta abierta de una vivienda se coló en esta. Ya en el interior llegó hasta la segunda planta del inmueble en donde ante la presencia de una de las ocupantes, nuevamente hizo uso del arma para intimidar a la dama para que no lo delate.

Sin embargo, la mujer se armó de valor y acudió a la ventana para pedir ayuda, exclamando “se metieron a mi casa, me quieren matar, ayuda”.

La policía que ya se encontraba en el sector atendió el clamor de la angustiada mujer aprehendiendo al sujeto que se había escondido en una de las habitaciones. Este fue identificado como Marcos Paúl C., de 29 años.

Cuando los uniformados retiraron al agresor, la gente en la calle pedía severo castigo para el cuchillero, en prevención de alguna situación que se salga de control, los policías procedieron al retiro inmediato del sujeto.