A decir del Econ. Jhon Campuzano, catedrático y analista económico, muchos ecuatorianos jóvenes no conocen cuáles fueron las causas para sustituir la moneda nacional y que se ganó o perdió con la dolarización.
A decir del Econ. Jhon Campuzano, catedrático y analista económico, muchos ecuatorianos jóvenes no conocen cuáles fueron las causas para sustituir la moneda nacional y que se ganó o perdió con la dolarización.
“Sin lugar a dudas, muchos de estos jóvenes no experimentaron, la permanente inestabilidad macroeconómica del país de sus padres y ahora suyo, un país con un sector externo altamente dependiente del petróleo y de unos cuántos productos agrícolas exportables, (que hasta la fecha siguen siendo pilares para el ingreso de dólares) con empresarios inescrupulosos que usaban el tipo de cambio (relación sucres por dólares) para sacar provecho competitivo vía bajos salarios nominales y con dólares baratos para comprar materias primas”.
“Un país golpeado por una permanente inflación y con déficits fiscales ya casi rutinarios como en la actualidad, explican en gran medida la vulnerabilidad del sector fiscal ecuatoriano ante fenómenos externos, a lo que se le debe sumar los intereses de grupos económicos, las presiones electorales, políticas, empresariales y sindicales, la falta de prioridades en leyes que atraigan inversiones, la corrupción rampante en temas financieros y bancarios son puntos que explican el crecimiento sostenido de los gastos corrientes con respecto a los de capital”, explicó el experto.
Campuzano añadió que estos breves antecedentes, -faltan aún más- llevaron a la angustiosa medida durante el gobierno demócrata cristiano del expresidente Jamil Mahuad, teniendo claro que la dolarización no fue resultado de una estrategia económica de largo plazo bien pensada, sino una medida urgente para evitar procesos hiperinflacionarios en un contexto de crisis aguda como se ha explicado anteriormente. La famosa catástrofe que se pronosticaba en círculos económicos de la izquierda sindical y política al perder el sucre, también en algún sector exportador privilegiado, nunca sucedió. Más bien, la dolarización durante sus primeros años se vio fortalecida por el incremento del precio del petróleo desde 1998 hasta mediados del 2009, por las remesas de divisas producto del fuerte flujo migratorio antes y después de 1999 que ha permanecido casi inalterable en estos 20 años. A esto, hay que sumarle la construcción del oleoducto de crudos pesados (OCP) cuya inversión y uso, ha permitido incorporar centenas de millones de dólares al presupuesto nacional, junto a una serie de reformas tributarias que vienen alimentando las arcas fiscales.
A decir el analista, las cifras de pobreza urbano rural que históricamente antes de la dolarización se mantuvieron alrededor del 60% han venido cayendo paulatinamente según las estadísticas del INEC al 37.6% a diciembre del 2006 hasta el 28.6% a diciembre del 2011. En cuanto a la pobreza nacional urbana, esta ha caído al 16.0% a marzo del 2012, no se están considerando cifras al 2019 cuyos datos confirmarían la reducción de la pobreza. Con lo que se presume que la estabilidad monetaria junto a decisiones de política social, han dado buenos resultados en este periodo de análisis. De la misma manera, nos podemos referir a los ingresos de las personas a lo largo de estos 20 años, aunque haya críticas en cuanto a las tasas de desempleo y subempleo que aún no pueden ser sometidas, lo que vale explicar, es que estas no caen solo por el hecho de estar dolarizados, sino por emprender un paquete de reformas estructurales que hagan más competitivo nuestro país.
“En balance final, se puede afirmar que la dolarización ha contenido en gran parte la indisciplina de los gobiernos de turno hasta antes del 2007, ha provocado mejorías en el nivel de vida de los ecuatorianos, ha disminuido la pobreza de consumo y de ingresos, con lo cual miles de ecuatorianos han mejorado sus condiciones de vida. Pero, queda la duda, de si es posible continuar con esta estabilidad cuando desde los últimos 6 años el Ecuador viene endeudándose por encima de lo permitido por la Constitución, castigando el futuro del Ecuador y abusando de un endeudamiento público interno que no da visos de parar”.