OPINIóN

Estado plurinacional


Más allá de las recíprocas concesiones que el gobierno y el movimiento indígena se hicieron para terminar el paro generado por la eliminación del subsidio a los combustibles, es incuestionable que el Ecuador ha iniciado una nueva era: la de un Estado plurinacional efectivo, que la Constitución de Montecristi estableció jurídicamente.

Más allá de las recíprocas concesiones que el gobierno y el movimiento indígena se hicieron para terminar el paro generado por la eliminación del subsidio a los combustibles, es incuestionable que el Ecuador ha iniciado una nueva era: la de un Estado plurinacional efectivo, que la Constitución de Montecristi estableció jurídicamente.

El gobierno no ha llevado a cabo esta negociación, ni en realidad le ha importado, con los demás factores de poder del Estado ecuatoriano: las cámaras de la producción, las diferentes organizaciones sociales, los militares, etc., sino con la CONAIE, erigida y aceptada como su socia política, la que de esta manera se ha constituido en su contraparte para decidir los rumbos fundamentales del Estado.

Es decir que el problema se produjo porque el gobierno ignoró esta realidad, o la menospreció, y que la última movilización indígena – con su costo de muertos, heridos, presos, etc,- tuvo la virtualidad de recordar a los ecuatorianos que las otras “nacionalidades” –que son las indígenas- no han renunciado ni van a renunciar, al espacio de gobernabilidad que les corresponde dentro del Estado plurinacional ecuatoriano.

Ya cuentan con una élite para asumir funciones públicas que demandan especial formación técnica, y en el ámbito político con líderes que están a la altura de los del Ecuador nacional; de modo que su integración a los sucesivos gobiernos ya no será el resultado de pactos políticos transitorios, sino precisamente de una necesidad de Estado.

Por consiguiente, el presidente Moreno, al tiempo que ha sido protagonista de esta nueva etapa, debe reorganizar su gobierno y dejar establecidas las bases del futuro Estado plurinacional ecuatoriano, dándole al movimiento indígena la participación política que le corresponde.

De lo contrario, el desentendimiento reflejado últimamente entre ambas partes, se puede repetir a corto plazo y perseverar.