OPINIóN

Votación interesada


Diana Acosta Jaramillo

Las fuerzas políticas se están alineando y la muestra de esto es la reciente votación para elegir al presidente de la Asamblea. La flamante presidenta es Elizabeth Cabezas, mujer de confianza del presidente de la República, que fue elegida para este cargo con 84 votos por el Sí, dos por el No y 24 abstenciones.

Entre los partidos políticos y movimientos que apoyaron cada una de estas posturas están: los del Partido Social Cristiano, Alianza PAIS- ala morenista-, Suma e Integración Nacional, que votaron por el Sí. Los de CREO se abstuvieron, los del PRE votaron por el No y los de Alianza PAIS- ala correísta - se ausentaron.

Sería interesante saber los motivos que llevaron a una y otra de estas fuerzas políticas a votar de la manera que lo hicieron. La respuesta simple es que procedieron con el fin de generar estabilidad en el país, pero debemos leer más en el detalle y fondo para con el tiempo darnos cuenta de cuáles fueron las razones fundamentales para tomar posturas. Si analizamos cada una de ellas, se podrían interpretar de la siguiente manera: los del Sí pareciera que buscan buenas relaciones con el actual Gobierno, con algún interés de por medio, y esto se nota. Los que se abstuvieron toman una postura tibia para no etiquetarse en contra, pero tampoco a favor del Gobierno. Para los que faltaron -porque cómo iban a explicar que votaban en contra de un miembro de su mismo partido-, lo mejor fue rehuir la responsabilidad y evitar quedar registrados con sus reales preferencias. Los del No, claramente toman distancia del Gobierno y se ponen en la orilla contraria.

Interesante lo que acaba de ocurrir en esta votación, contra toda expectativa no se empantanó la nominación de la persona que gozaba de la preferencia de la casa de Gobierno. Lo realmente destacable es que al menos se puso de acuerdo una mayoría móvil para la elección de tan importante autoridad. Complicado pedir independencia con el Ejecutivo a la nueva presidenta de la Asamblea, pero al menos no tienen mayoría absoluta, como en la era correísta, donde lo que quería el caudillo se hacía.