OPINIóN

EDITORIAL: Crisis educativa


La educación del país atraviesa su peor momento. No es una frase hecha, tampoco se trata de un exagerado pesimismo, ni de una mirada histriónica de los acontecimientos. Es más bien la percepción ante hechos que para nada son aislados.

La educación del país atraviesa su peor momento. No es una frase hecha, tampoco se trata de un exagerado pesimismo, ni de una mirada histriónica de los acontecimientos. Es más bien la percepción ante hechos que para nada son aislados.

En la última década han crecido los casos de abusos sexuales al interior de establecimientos educativos. Los más mediáticos, los hechos que salieron a la luz este año en Quito y Guayaquil.

Es momento de ponernos serios, todos y todas. Padres de familia, autoridades, Fiscalía, Policía, docentes, todos.

Y se debe empezar por auditar los procesos de selección de docentes, no sólo en los establecimientos educativos donde han salido a la luz estos escándalos, sino en todo el sistema educativo fiscal.

A ello, deben agregarse mecanismos de seguimiento constante, sin que exista una cacería de brujas, sino bajo criterios estrictamente técnicos.

Paralelo a esto, deben enfatizarse las charlas para los padres de familia, a fin de fortalecer las relaciones con sus hijos.

Nos apena, nos enfurece y nos indigna lo que ha ocurrido. Esperemos que con la detención del docente prófugo no muera el tema, al contrario, debe ampliarse la investigación, porque se trata de un centenar de familias que fueron destruidas.